La vida está llena de continuas
sorpresas y sucede que muy comúnmente no valoramos la importancia de seguir
vivos y sanos.
Una de las aventuras más extrañas
de mi vida la inicie con un ligero dolor de estómago y muchas agruras después de
comer unos esquites en medio de uno de los momentos más emotivos de mi
existencia , estaba de visita en el Festival Cervantino en la ciudad de Guanajuato.
México. Ese instante fue la primera sospecha de que algo no andaba bien, era el
mes de octubre del 2009.
Los días que siguieron tuve un
dolor intenso en el estómago sumado a un vomito continuo, los primeros
diagnósticos iban desde gastritis, colitis nerviosa, hasta una ulcera gástrica. Al principio supuse
que no era tan grave y me conformaba con tomar medicamentos sin mucho éxito para
aminorar el dolor. Poco tiempo después comencé
a tener las primeras hemorragias sumadas a un dolor intenso, fue ahí cuando en
el hospital los médicos comenzaron con estudios minuciosos, pero como todo
servicio médico público, la burocracia, la saturación y el tiempo te acercan más
a la muerte que a la salud. Para diciembre del 2009 y enero de 2010 ya era un
calvario el dolor y sus derivados, nada lo controlaba y aun no se sabía que era
lo que tenía.
En febrero del 2010 el dolor fue más
insoportable que nunca y la hemorragia
tal que provocó mi primer ingreso al servicio de urgencias. Nuevamente se me
hicieron estudios y una segunda colonoscopia, fue ahí que me informaron que el
diagnóstico final era algo llamado Trastorno de Cusi, un mal crónico del que aún se sabe muy poco, a consecuencia de ello, tenía
un tumor que poco tiempo después dio como positivo de CA de colon.
El 2010 fue un calvario, la salud
disminuyó notablemente en todos sentidos y el temor a lo desconocido, la amenaza
de muerte me dieron el golpe más cruel y certero en la vida. Acostumbrado hacer
mil cosas pronto tuve que aprender a dejar ir muchas y comencé a retirarme de
las ocupaciones, el dolor, los medicamentos y muchas cosas provocaban muchas
depresiones y para una persona dedicada a la vida académica y aprender, no fue
sencillo ni fácil ver como por medicamentos se mermó mi capacidad, en medio de
dolorosos tratamientos a veces era incapaz de sostener el hilo de una
conversación, en una ocasión a mitad de
una conferencia olvidé qué diablos iba
yo a decir en medio de tanta gente, con el paso de los días llegó el momento en
el que no podía dar clases si no tenía la computadora cerca para ver que iba
hacer. Uno de los medicamentos administrados para el dolor y las constantes
hemorragias me habían puesto en el rango más bajo de mi actividad cognitiva, lo
peor era que eso tampoco aminoraba a veces los dolores que padecía.
Durante ese tiempo toque fondo y
hubo un momento en el que ya no supe que hacer con mi vida, acabar con ella me
parecía la mejor opción. Me llené de un odio terrible, de mucha amargura y no
paraba de preguntarme ¿por qué a mí? En muchos momentos el final parecía muy
cerca y el dolor me hacía desearlo cada
vez más.
Extrañaba mi vida, no soportaba
estar en cama o en hospitales y lamenté el hecho de vivir en esas condiciones. El
medicamento me provocaba cierta falta de fuerzas algunas veces y un día en la
escuela donde doy clases me provocó un infarto. Las hemorragias siguieron y con
un tipo de sangre que es el AB Negativo, era casi imposible la trasfusión. Me dolía
mi dolor pero más aún el de mis seres queridos que pasaban días de desasosiego
preocupados por mí, a mí el dolor y a ellos la impotencia nos estaban acabando.
En medio de todo este tormento
entendí que no estaba muriendo, sino que estaba muerto en vida. No había
comprendido el sentido de estar frente a una enfermedad de este tipo. A veces
el dolor es el único recordatorio de que seguimos vivos, y yo me daba por descontado. Cuando entendí esto,
el vigor regresó a mí y decidí encarar al cáncer sin consideración alguna, sabía
que la lucha no iba a ser fácil, pero decidí mentarle la madre a él. Ya no le
llamé “mi cáncer” por qué no era mío ni parte de mí, y me declaré en Estado de
Guerra contra él, con un solo pensamiento, le pedí una tregua al gran
arquitecto para poder responder con gratitud a todos aquellos que en el peor
momento no me dejaron, le pedí una tregua para volver apostar en la vida, pedí
una tregua por pelear ahora sí, por ser feliz, para amar y para seguir aquí.
A pesar de las complicaciones no
quise dejar de trabajar, empecé hacer de nuevo más cosas, gasté lo que ganaba
para emprender más tratamientos y saque fuerzas del coraje para volver a
pelear. Con la conciencia de que podía perder pero de que a pesar de ello, no
iba a dejarme ganar, valoré a los que tengo y lo que tengo, comprendí la
importancia de respirar cada instante, aprendí a valorar la vida y cada segundo,
desde su hermosura hasta los triviales malos momentos, me perdoné por el tiempo
perdido y lo más doloroso de todo: resinifiqué mi existencia. A partir de ahí le
ofrecí un mejor Julio a los de alrededor. Me corté el pelo, me compre ropa, me
tape la ojeras y cada que salgo les ofrecí la mejor versión de mí. Cuando no
estoy bien me la paso en mi casa desde la computadora, pero si salgo a trabajar
no me verán ni mal, ni quejándome, hay quien piensa que no estoy enfermo, y eso
es bueno, la compasión y la autocompasión son deleznables, canto, rio, juego,
brinco divierto el rato que puedo.
Hay gente que amo y me apoya y
que celebra mis batallas, que me anima y con paciencia me acompañan, pero la
crueldad también es humana y no ha faltado desde aquellos que solo creen hasta
cuando les toca verme en los peores momentos hasta los más estúpidos que piensan
que lo merezco por ser un hijo de puta e insensible, según su versión de mí. El caso es que al
final y a pesar de todo, hasta de mí: AQUÍ ESTOY.
En enero del 2011 gané la primera batalla, la cirugía logró
quitarme el dolor más fuerte y de ahí la constante han sido altos y bajos, días
bien otros no tanto y algunos muy mal. El 2012 fue bueno, a pesar de haber más
tumores no me dolieron tanto y se mantuvieron estables. Este 2013 estoy a unos días
de dar otra batalla con una cirugía más. No importa el resultado, agradezco
seguir aquí hoy y valorar la vida.
Espero con toda el alma seguir
esta historia, desearía acabar a los ochenta años de un infarto fornicando con
alguien de menos de treinta, en medio de un orgasmo… ojalá se me cumpla.
Ah lo olvidaba, hoy 31 de marzo
del 2013 es el día Mundial Contra el Cáncer de Colon, en el 90% de los casos es
curable si se detecta a tiempo.
Sean felices hoy y siempre.
Gracias a la vida, al Fer a
Mónica, a Lucerito, a Susas, Marcos, Oscar y a otros corazones que no me dejaron y aquí siguen, a
pesar de todo… hasta de mí.
Me siento muy orgullosa de haberle conocido, de recibir siempre las enseñanzas de un hombre justo y un ser humano extraordinario. Pero sobre todo, me siento feliz de saber a traves de este medio que sus palabras estan llenas de realidad. Hoy sé que el liderazgo que encabeza solo usted podía hacerlo. Su vida y su pensamiento son luz en la oscuridad.
ResponderEliminar